lunes

Yo había olvidado cerrar el agua. ¿Por qué recordaba esto y no mi propio pecado? Tal vez para ocultar mi propio pecado. Porque advertí de inmediato que alguien capaz de hacer algo tan atroz con el libro querría leer también mis pensamientos. Quería infundirme miedo, quería que yo dejara vagar los secretos pensamientos de mi mente, pero yo me controlé. Si yo los pensaba, él los descubriría, ¡Por lo tanto, no debía darle ninguna información acerca de mí mmismo aparte de mi miedo y mi sorpresa! De todos modos, había algo profano y artificioso en su modo de actuar. Como los actores de una película, había utilizado unas tijeras y a continuación había colocado el libro cuidadosamente a un lado, para que yo me asustara cuando volviera a entrar en la habitación. Asustado lo estaba, pero luego recor´de que había olvidado abierta la llave del agua. El agua rezumaría por todas partes en pequeños arroyos. Todo lo demás no me importaba nada; tampoco tenía por qué preocuparne. Porque en mis libros no pongo mis pensamientos secretos, sino mi corazón.

Orhan Pamuk
''El libro de los libros'' de Quint Buchholz.

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